Por Ismael Mendoza
Una de las historias de mayor impacto
en la vida cristiana, es el relato de la conversión de Saulo de Tarso, un
hombre que respiraba amenazas y muerte sobre aquellos que eran llamados
Cristianos o del camino.
Después de haber pedido cartas al
sumo sacerdote, para poder entrar en cada una de las sinagogas de damasco, a
fin de que si encontraba a gente que decía ser del camino de Jesús, los
trajesen a Jerusalén para poder enjuiciar y castigar a cada creyente o de ser
posible llevarlo a martirizarlos de tal manera que los Cristianos maldijeran el
nombre del señor y si no eran llevados para que los mataran, tal y como
hicieron con Estaban.
El era muy religioso, y por
consiguiente celoso de las cosas de Dios a su manera, el creía, que estaba
haciendo lo agradable a los ojos de Dios. Tal cual el pensamiento de muchas personas
árabes, o del medio oriente musulmanes que dicen pelear una guerra santa y que
lo hacen por Dios, asesinando a multitudes en diversas partes del mundo, porque
creen sinceramente que eso es VOLUNTAD DE DIOS, pero están al igual que saulo
de tarso lejos de la voluntad divina.
Yendo para Damasco con el permiso que
le habían otorgado en Jerusalén, sucede algo que cambió el rumbo del viaje que
llevaba Saulo, Cuando se encontraba cerca de Damasco de repente le rodeó a él y
a los que iban con él, una luz del cielo; y fue allí, que aquel hombre fuerte,
religioso, aquel hombre que odiaba a los del camino y por consiguiente el
nombre de Jesús, calló en tierra y escucho una voz que le decía: Saulo, Saulo
¿porque me persigues?, porque al perseguir a cada Cristiano lo que estaba
haciendo es perseguir a Jesús, y debemos recordar que los hijos de Dios “Somos
la niña de sus ojos”. Ante esto Saulo,
humillado responde ¿Quién eres, Señor?, un hombre perseguidor de la iglesia ahora
su orgullo, estaba abajo y recociendo al Señor, en su vida, el Señor Jesús le
respondió “Yo soy Jesús, a quién tú persigues; dura cosa te es dar coces contra
el aguijón” en otras palabras le decía no es a los del camino que persigues, me
estas persiguiendo a mi, y contra mi no puedes luchar, es como que le estés
dando patadas o golpes a algo puntiagudo.
Ahora Saulo de Tarso estaba temblando delante de aquella voz que venía
del cielo, estaba temeroso, y viene ahora esas palabras memorables que salieron
de lo mas profundo de su corazón, ¿Qué quieres que yo haga? La conversión de
este hombre era ahora una realidad, Nada hay imposible para Dios, Dios es
poderoso de cambiar al ser mas duro de corazón, al más borracho empernado, al
mayor asesino del mundo, al más violador, al brujo que se considere el más
grande y fuerte del mundo, al religioso mas conocido en el ámbito mundial, a
cualquier persona, no importa su estado, aquel que vemos tirado en la calle, a
aquel que vemos y consideramos loco, Dios puede hacer el milagro, porque la
escritura sigue diciendo, que el es el mismo de ayer, hoy y por siempre. Los
hombres que iban con Saulo de Tarso, estaban atónitos, con solo oír la voz que
hablaba, Saulo de aquella luz resplandeciente había quedado ciego, así que fue
llevado a la casa de uno que se llamaba Judas.
Luego de la conversión de Saulo, el
Señor se le apareció en visión a un discípulo llamado Ananías, al cual le dijo
el Señor: “Levántate y ve a la calle que se llama derecha y busca en casa de
Judas a uno que se llama Saulo, de Tarso; porque he aquí el ora, y ha visto en
visión, a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para
que recobre la vista”. Tal era el pavor que causaba en medio de los cristianos
el nombre de Saulo de Tarso, que sintió temor, y le dijo al Señor “He oído de
muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;
y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos
los que invocan tu nombre” A esta fecha los discípulos y apósteles, no tenían
conocimientote la conversión de Saulo, por eso en versículos posteriores dice
que cuando llegó a Jerusalén trataba de juntarse con los discípulos, pero todos
le tenían miedo, no sabían de su conversión. Y por eso la reacción de Ananías.
Quien no iba a temer, si sabían que sus vidas corrían peligro, la asechanza del
enemigo estaba cerca de ellos. Pero era más grande la obra que Dios había hecho
en aquel hombre; por eso Dios le respondió a Ananías “Ve, porque instrumento
escogido me éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de
reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario
padecer por mi nombre” cada una de estas expresiones fueron cumplidas en la
vida Saulo de Tarso, quién después ya no se llamaría Saulo (símbolo de grandeza)
sino Pablo (pequeño).
Luego que llegó Ananías y ora por
Saulo, recibe la vista y fue lleno del Espíritu Santo, ahora comienza el
recorres de Saulo como cristiano y a cumplir el propósito de Dios para su vida,
es ahora cuando comienza a prepararse para su ministerio, el cual cuando fue el
tiempo de Dios, dios lo aparta para que fuera a los Gentiles a predicar, luego
lo vemos hablando con los Judíos sobre la palabra de Dios, y luego va ante
Agripa el rey, y le hable de cristo, y Dios también, le mostró lo que debía
padecer por el evangelio, yeso le vemos a lo largo del libro de los hechos y
pablo se los menciona a los hermanos de la iglesia de corinto, en 2 Corintios
11: 23-31. Pablo comienza ha expresar todo lo que le había acontecido, cuanto
algunos falsos apósteles, secretan ser algo sin serlo, ellos no habían vivido
la experiencia del llamamiento de pablo. “…En trabajos mas abundante; en azotes
sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces; de los Judíos
cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado
con varas; una vez apedreado, tres veces he padecido naufragio, una noche y un
día he estado como naufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros
de ríos; peligros de ladrones; peligros de los de mi nación; peligros de los
gentiles; peligros en la ciudad, peligros en el desierto; peligros en el mar;
peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en
hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez….”
¡Ah maravillas de Dios! Solo de
pensar en la antigua forma de vivir nuestra, alejados de Dios, nos da pavor.
Pero bendito sea Dios, que por su gracia y misericordia ahora le servimos, le
adoramos y un día estaremos por siempre con él.
Amén.
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